La naturaleza es sabia y está hablando…

Es un hecho de que existen muchas realidades, y cada una de estas depende de quien y cómo la viva o la interprete, de tal forma que si nos ponemos en la función de discrepar sobre ello quizá nunca nos pongamos de acuerdo, una condición muy normal. Sin embargo siempre podremos hallar un punto de equilibrio, y esto ultimo solo se logra soltando y cediendo terreno, algo poco común entre entes tan complejos como los seres humanos.

En este articulo haré un acto de soltar ante una condición que considero importante reconocer y es en torno al papel que hemos jugado nosotros los seres humanos en este planeta durante la existencia de la que tenemos total certeza por historia y vivencias actuales se ha desarrollado.

Vemos y experimentamos poco a poco y cada vez más seguidos efectos que catalogamos como «catastróficos» que de una u otra forma cada ser humano que se arrastre, gatee, camine, corra, vuele, respire o no, consuma, contamine, «viva», subsista, sobreviva, entre otras, hemos ayudado en mayor o menor grado a generar, queriendo decir con esto que todos tenemos responsabilidad de lo que vivimos, de todos estos gritos alarmantes de una naturaleza ya desesperada que habla su propio idioma, idioma al parecer desconocido para una especie tan supuestamente inteligente como la nuestra.

El planeta nos está gritando, nos dice con sus discursos una y otra vez que está decepcionada de la especie humana, de una especie que no ha hecho otra cosa que aprovecharse de esa condición primitiva e inherente de cada ser humano llamada necesidad para saciar su misma condición aún más primitiva, explotando descontroladamente a diestra y siniestra, acabando con la salud y la vida de sus semejantes hasta hundirlos en su redes de consumo, adicción o de muertes, siendo esta ultima el mejor alivio.

Es demasiado duro para uno como ser humano reconocer que ya somos la peor plaga que haya pisado este planeta después de un amorfo entre la fusión de los canceres más invasivos con el VIH, la baceteria Bacillus anthracis y la enterobacteria Yersinia pestis (citando un ejemplo a drede) ya que la vida nos quedó grande porque han pasado dos mil y algo de años después de la supuesta muerte de ese señor y aún así no hemos de comprender el valor y el sentido de la vida y peor aún ni el de la misma propia.

No quiero discrepar por cuánto tiempo tiene la humanidad, hay pruebas de restos humanos de más de 7 millones de años y si nos vamos por la religión hablamos de unos seis mil años, a la final no importa cuántos años tenga o no tenga la humanidad, el hecho es que llevamos mucho tiempo, demasiado para ser desperdiciado de esta manera porque en solo dos siglos de ese tiempo nos hemos tirado casi todo en este planeta, estamos al punto del colapso, es decir, llegamos a un punto crítico como la especie responsable de lo que pase o no en este astro llamado tierra, situación que me hace recapacitar acerca de esa inteligencia y de nuestra supuesta capacidad, de cuál capacidad hablamos?, debe ser de la de destruir porque es lo único que hemos hecho desde que se habla de historia, es como si nuestro progreso fuese la destrucción y su base la muerte.

Es complejo ir por la calle y ver sus caras, van como si nada estuviese pasando y me cuestiona, porque el problema que estamos creando es grave, muy grave y no los veo preocupados, una condición que de una u otra forma podría hacer que hagamos un alto en el camino y recapacitemos en qué aportamos en pro o en contra a todo lo que se nos avecina. Soy partidario de vivir el momento, pero el momento del segundo siguiente depende del momento del segundo anterior, entonces en ese orden de ideas nos estamos tirando los que podrían ser los mejores momentos al desperdiciar la posibilidad de crear para un futuro cada vez mejor.

Me gusta ser optimista, pero hasta para un soñador idealista como yo es complejo visionar un futuro cada vez mejor en estas condiciones en la que estamos construyendo ese futuro, cuando son cada vez más devastadoras, porque nosotros los mismos humanos, dueños de mega corporaciones que por su tamaño deberían ayudar a conservar la integridad del medio y de sus ecosistemas, por el contrario los destruyen y buscan la forma de limitarlos y modificar su natural alcance al hombre del común y por ende a toda la humanidad en su necesidad de control.

Es aún más complejo para mi como ser humano reconocer que la humanidad se ha convertido así misma en una mega carnicería de satisfacción de arraigadas necesidades cada vez más profundas y primitivas, incluso hasta llegar al punto de regar y pisar la sangre cuya genética corre por sus mismas venas ya sea por intereses personales, políticos, religiosos o de cualquier otra índole, un circulo vicioso cuyo camino solo conduce al auto-exterminio.

Por: Knowmad

Deja un comentario